Manifestantes iraquíes regresaron hoy al parlamento de Bagdad para mostrar su apoyo al líder chiita Muqtada al-Sadr, tres días después del allanamiento a la Cámara de Representantes para protestar contra la candidatura de Mohammed al-Sudani, representante de partidos proiraníes. Los manifestantes escalaron y derribaron esta mañana parte de las grandes barreras de hormigón que rodean la Zona Verde, la ciudadela fortificada que alberga edificios gubernamentales y embajadas extranjeras. Las fuerzas de seguridad iraquíes utilizaron inicialmente gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento en un intento de dispersar a los manifestantes. Según el Ministerio de Salud, hay al menos 60 heridos.
“La gente está contigo Sayyid Muqtada”, gritaron los manifestantes, usando su título como descendiente del profeta Mahoma, según el canal de televisión qatarí “Al Jazeera”. Manifestantes se oponen a la candidatura de Mohammed Shia a Sudani, exministro y exgobernador provincial, elegido por el Marco de Coordinación chiíta proiraní para el puesto de primer ministro Al Sadr obtuvo más votos en las elecciones de octubre de 2021, pero no pudo formar una mayoría . El estancamiento de la instalación de un nuevo gobierno dura diez meses: es el período más largo desde la invasión de Irak en 2003 por Estados Unidos.
Para hoy estaba prevista una votación para anunciar a Al Sudani como primer ministro, pero la sesión se suspendió tras los hechos del miércoles 27 de julio. Los manifestantes volvieron a tomar las calles hoy porque sospechaban que el Parlamento podría votar a puerta cerrada. “Estamos aquí por una revolución”, dijo un manifestante, citado también por “Al Jazeera”. “No queremos corruptos, no queremos a los que estaban en el poder en 2003: solo nos hacen daño”, agregó.
Las imágenes de la multitud jubilosa, compuesta principalmente por simpatizantes de Al Sadr, entrando al Parlamento ubicado en la zona verde de Bagdad, dieron la vuelta al mundo. Un episodio que recordó el asalto al Capitolio, en Estados Unidos, el 6 de enero de 2021, y que tiene un significado político muy preciso: Irán ya no ejerce la misma influencia que tuvo en el pasado sobre Irak.
Tras meses de negociaciones infructuosas, el escenario iraquí se complicó aún más el pasado mes de junio con la dimisión de los diputados de su partido, el Movimiento Sadrista, ordenada por el líder nacionalista chiita Muqtada al Sadr. De hecho, el Marco de Coordinación chiíta, que ha visto la mayoría de los escaños dejados por los sadristas otorgados bajo la ley proporcional del país sobre una base confesional, lucha por crear un frente compacto con los antiguos aliados sadristas, a saber, el bloque Sunni y el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), el principal partido kurdo del país. Los partidos kurdos también tienen nombre para presentarse de forma conjunta a la presidencia de la república, cargo que, de acuerdo con el pacto implícito posterior a 2003 que rige la vida política interconfesional iraquí, corresponde a los kurdos. El puesto de primer ministro, por otro lado, pertenece por convención a los chiítas.
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