Para los que como yo teníamos veinte años en 1982, las reconstrucciones del Mundial de España retransmitidas estos días por televisión supusieron una oportunidad perdida. Sky con “La Partita” y Rai con “Hero’s Journey” no consiguieron devolvernos a esos desgarradores momentos de hace 40 años. Ni una película realmente nueva (a excepción del valiente viaje de Michele Plastino a Barcelona), ni una anécdota que no haya sido ya contada, vivida, destripada en detalle. Reduciéndolo todo a la pipa de Vecio, el gran grupo del “solo yo lo cuento todo”, la determinación de Gentile frente a Zico y Maradona, la resurrección de Paolo Rossi y el scopone final de Pertini con Zoff y Causio nada sumaron a esto que ya se sabía. Las únicas reflexiones de Mario Sconcerti, junto con las lágrimas en la memoria de Claudio Gentile y el sincero asombro por lo que estaba pasando Beppe Bergomi, de 17 años, representaron los verdaderos momentos auténticos. intercalados con actores, falsos futbolistas, obligados a reproducir en cámara lenta (infinita) en la oscuridad de un estudio las acciones históricas del Brasil-Italia.
82 representó algo que obviamente aún escapa a la dinámica que terminó arrastrando a toda Italia por el camino ebria de felicidad por un evento nunca antes vivido. La reconstrucción sobre Raiuno con Marco Giallini y su barba blanca que en la versión de Arnoldo Foà (quizás…) intenta exaltar a los héroes de Spagna 82, es una pesadez de mando a distancia en su mano. La única excepción, sin duda, es la sincera lágrima de la hija de Bearzot ante el recuerdo de “Ciao Papa” de Bruno Conti. A estas alturas, queda por preguntarse si ya se sabía todo sobre el Mundial 82 o si realmente no había nada más que analizar y decir. Que sea una historia simple, extraordinaria e insustituible del deporte real como cuando se celebraba la victoria con una bandera en la plaza y para la derrota máxima te golpeaban en la cara una caja de huevos podridos y tomates en el camino de regreso al aeropuerto. Luego todos en casa para retomar la vida diaria.
La comparación con el incomparable documental, también de Sky, “El equipo” se muestra despiadada., o la historia de los 4 jugadores ganadores de la Copa Davis (dirigida por Domenico Procacci y con el escritor Sandro Veronesi entre los autores). Ritmo implacable, episodios, películas de época, comparaciones, anécdotas se entrelazan sin descanso. Como en un tobogán infinito entre suspiros, muecas, respuestas en blanco, nos quedamos pegados episodio tras episodio descubriendo una historia desconocida para la mayoría desde el tenis en Italia hasta que el ramo ganador de Panatta fue identificado como deporte de élite. Un mundo en el que incluso nuestros mejores tenistas jugaban más por diversión que por cualquier otra cosa. Panatta se ha dado el lujo de viajar por el mundo en Concorde, deteniéndose en las ciudades más exclusivas para conocer mujeres igualmente exclusivas. El sufrimiento del borgataro Tonino Zugarelli, la obsesión del siempre agotado Barazzutti y la vanidad del capitán de capitanes, Nicola Pietrangeli. Todo perfectamente ambientado en los años 70, un período histórico controvertido que culminó con el problemático desafío final de Pinochet a Chile.
Un documental el de Procacci que no tiene nada que envidiar ni siquiera al inconmensurable “El último baile” con la historia de Michael Jordan y los Chicago Bulls de los 90.
Quizás habría que admitir que ya hemos hablado demasiado de fútbol para desarrollar un gran documental capaz de transmitir auténticas emociones. (muy raras excepciones, entre todos los “Sunderland hasta que me muera” al menos para mí). Para todo lo demás, está Instagram.
“Unapologetically coffee amateur. Introvert. Zombie nerd. Evil analyst. Certified music ninja. Passionate TV pioneer. Scholar of alcohol.”