Desde 1860 hasta el final de la Primera Guerra Mundial, se produjeron varias oleadas de inmigración desde el Imperio Otomano hacia América Latina.
De esta ola migratoria procedente de la región de Levante, que limita con el Mediterráneo al oeste y con Mesopotamia al este y abarca Turquía, Siria, Líbano, Israel, Jordania, Palestina y Egipto; Participaron árabes cristianos, judíos y armenios.
Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial obligó a más personas a emigrar a América Latina.
Muchos inmigrantes que llegaron a Estados Unidos con la esperanza de ver la Estatua de la Libertad fueron recibidos por la estatua del Cristo Redentor en Río.
Los inmigrantes que llegaban al continente americano en busca de un futuro mejor eran llamados “Los Turcos”, “El Turco”, que significa “turcos”, porque eran súbditos otomanos.
Aunque algunos árabes, judíos y armenios se oponen a que se les llame “Los Turcos”, el término sigue siendo bastante común entre los latinoamericanos.
Durante el mismo período también se iniciaron relaciones diplomáticas y consulares entre el Imperio Otomano y ciertos países latinoamericanos.
Los registros escritos muestran que en América Latina vivían alrededor de 30 millones de “turcos”, en su mayoría árabes, que llegaron a la región en el siglo XIX con pasaportes otomanos.
Hoy, los descendientes de El Turcos, que han alcanzado el éxito en muchos campos, desde la política hasta los negocios, desde el arte hasta la literatura, ocupan una posición social y política que muchas personas hoy desean.
Los presidentes de 3 países latinoamericanos son de origen otomano
Los descendientes de El Turcos ocupan cargos curiales en la política, la burocracia, los negocios y el comercio en la región cubierta.
Los inmigrantes otomanos tuvieron voz y voto en la política de Argentina, Brasil, El Salvador, República Dominicana, Ecuador, Paraguay y Brasil.
Los ejemplos actuales incluyen al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, al presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y al presidente de República Dominicana, Luis Abinader.
Además, Michel Temer, de origen libanés, quien fue presidente de Brasil de 2016 a 2018, el presidente número 41 de Ecuador, de origen libanés, Jamil Mahuad, y el presidente de Argentina de 1989 a 1999, Carlos Menem, de origen sirio, se encuentran entre los políticos destacados cuyas familias emigraron del Imperio Otomano,
El famoso “El Turchi”
Además del comercio y la política, muchos latinoamericanos de origen otomano obtuvieron reconocimiento mundial al lograr importantes éxitos en diversos campos, incluidos los culturales, científicos, deportivos, sociales y artísticos.
Al frente de estos ejemplos se encuentran la cantante colombiana Shakira, ganadora de 16 premios Grammy, y Salma Hayek, actriz, directora y productora.
Otros latinos árabes notables incluyen a Carlos Slim, la octava persona más rica del mundo según Forbes, los escritores brasileños Raduan Nassar y Milton Hatoum, y el actor argentino Ricardo Darin.
En contraste, casi todos los países latinoamericanos tienen organizaciones culturales o sociales lideradas por comunidades de inmigrantes de súbditos otomanos.
El ejemplo más interesante de estas organizaciones es el equipo de fútbol profesional de 103 años llamado “Palestino”, que se originó en la comunidad palestino-chilena de Chile, que tiene casi medio millón de ascendencia palestina.
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