El cantante de Arezzo Lorenzo Cilembrini, originario de Chile, habla por primera vez de uno de sus mayores problemas: la adicción al alcohol.
La primera vez que bebí tenía quince años, lo recuerdo bien: una noche de mediados de agosto en la playa del mar Adriático en Torrette di Fano y medio litro de “limoncé” caliente que vomité al cabo de unos minutos. minutos al día siguiente. Me prometí a mí mismo que nunca volvería a beber.
No sucedió exactamente así.
Creo que la razón principal de mi alcoholismo es la timidez mezclada con la inseguridad: siempre he consumido alcohol para romper esta barrera de incapacidad para comunicarme y miedo al juicio de los demás que llevo dentro de mí desde la adolescencia. Además, soy un alcohólico atípico: soy un “atracón”. Puedo pasar semanas sin beber, pero cuando bebo, puedo pasar dos días sin descanso.
Hace dos años, en verano, estuve en Garda con una chica que aumentó mucho mi lado autodestructivo.
Luego en Gardaland, a base de lo mucho que bebimos, nos quedamos dormidos durante las torres gemelas (juro que es verdad), de regreso al hotel seguimos mientras ella se limitaba, después de cenar nos encontramos en un bar donde la dueña nos propuso el reto de beber una bebida gigante con prácticamente una botella de Jeagermaister en su interior. Recuerdo haberme despertado en el hospital, tratando de sacarme el catéter, y el médico le dijo a la chica que había alimentado mi autodestrucción que me bloqueara si todavía quería tener relaciones sexuales conmigo.
El reporte fue: “pancreatitis aguda”, cuando salí de ahí duré como tres meses de abstinencia y luego comencé a beber nuevamente cuando y como quería. Durante dos años enteros, con los habituales trastornos que se producen en el ámbito profesional, en el ámbito humano, en el de los sentimientos, en el de la paz interior. En la vida en todas sus facetas, en definitiva.
El sábado 31 de agosto de 2023 me dijeron que (si no quiero morir y aunque mis canciones muchas veces no inspiran euforia, aun así me gustaría escribir algunas) nunca tendré que tocar el alcohol de por vida. Y aunque parezca una estupidez es surrealista, cuando el médico me explicó técnicamente el páncreas y la cronicidad, utilizando todos los términos que me devolvieron al mundo hospitalario, me sentí libre de una carga enorme.
¿Por qué escribo estas cosas aquí? Porque me gustaría explicar a los niños que cada sustancia hay que imaginarla como una banda elástica que se estira con el pulgar y la punta de los dedos, se puede estirar mucho, incluso a lo largo de la vida, pero puede suceder que un pulgar y la punta de un dedo cedan. , y cuanto más tire, más dolor sentirá en la otra mano. No temas pedir ayuda si te sientes esclavizado por alguna sustancia, somos humanos y mientras no estemos bajo tierra tenemos derecho a sentirnos lo mejor posible.
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