Italia merece la medalla de bronce (negativa) entre los países de la OCDE en lo que respecta a la cuña fiscal. Es la parte del salario que retiene el Estado en forma de impuestos y contribuciones. En 2017, en nuestro país, en promedio, el 47,7% de los salarios fueron absorbidos por las autoridades fiscales antes de ingresar a los bolsillos de los empleados. Sólo en Alemania se registró una proporción mayor (50%). Y en Bélgica, con la mayor cuña fiscal jamás registrada: el 53,7%. Los datos fueron publicados ayer por la OCDE. Dado que en promedio la brecha entre los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico es del 35,9%, Italia se mantiene casi 12 puntos por encima. También cabe señalar que la cuña fiscal en nuestro país parece estable en comparación con el año anterior, 2016: menos 0,09%. Y 1,30 puntos más que los niveles de hace diez años, en vísperas de la crisis. En 2007, de hecho, la esquina “se comió” el 46,39% de los salarios frente al 47,70 actual. Detrás de Italia, con una brecha cada vez más débil, se encuentran Francia (47,6%, -0,44%), Austria (47,4%, +0,08%) y Hungría (46,2%, -2,10). Mientras que al final del ranking, con la cuña fiscal más baja jamás vista, se encuentra Chile, con una brecha fiscal sin cambios en el 7%. También sigue siendo muy baja la de Estados Unidos (31,7%) y Reino Unido (30,91%). Además, merecen atención los datos (también proporcionados por la OCDE) sobre los salarios netos en paridad de poder adquisitivo, comparados teniendo en cuenta la inflación en los diferentes países. Italia promedia 24.603 euros netos al año. Los españoles salen ganando con 26.352 euros netos al año. Pero también los franceses (28.257) y, obviamente, los alemanes (31.541). Los griegos, en cambio, están en peor situación con 21.491 euros. La caída de los salarios reales no se traduce en una mayor competitividad de las empresas italianas en términos de costes laborales, precisamente a causa de la cuña fiscal. “El verdadero problema que se desprende de los datos de la OCDE es que Italia ocupa el puesto 17 en términos de costes laborales y el 19 en términos de salarios que van a los bolsillos de los trabajadores”, subraya Gianna Fracassi, secretaria de la CGIL. Los sindicatos obviamente no tienen dudas sobre un punto: la cuña fiscal debe reducirse para dejar más dinero para los trabajadores y no para las empresas. La Uil, a través de su secretario Domenico Proietti, propone “una reducción selectiva de la cuña con un aumento significativo de las deducciones por ingresos de hasta 45 mil euros”. En otras palabras: debemos aumentar la progresividad. Son tantas las cuestiones que, tarde o temprano, el nuevo gobierno tendrá que abordar.
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