Desde el martes por la tarde, el más grande del atletismo italiano tiene nombre y apellido y tiene muchas posibilidades de seguir siéndolo durante muchos años: Gian Marco Tamberi.Lo único que le faltaba a Gimbo era el título mundial al aire libre y Gimbo se llevó una carrera sensacional acompañada de un espectáculo de belleza loco, más una estrella de rock que un atleta que enloqueció al estadio como ninguna otra carrera hasta el momento.
Primero en la plataforma de Budapest, saltando dos metros y 36 en un primer intento perfecto que mató psicológicamente a sus oponentes, primero superando por puntos al joven fenómeno americano Harrison (misma medida, pero en el primer intento), luego primero sin tener que compartir el oro con el amigo Mutaz Barshimesta vez tercero a las dos y 33. Uno Batería estelar, muy agitado que saluda al público (todo el estadio con él) nada más entrar en la grada y continúa saltando cerca de la grada hasta el final, deteniéndose también para animar a los demás azzurri en carrera.
Un Tamberi que se reserva un último intento en 2,40 metros sólo por el placer de subir al podio, que lo celebra lanzándose a la carrera de vallas con el ganador de los 3.000 m. El Bakkalí y tras un mal cero en el primer intento a 2,25 metros ya no cometió ningún error. Gimbo Tamberi ganó los Juegos Olímpicos, un campeonato mundial al aire libre y dos campeonatos del mundo bajo techo, un campeonato europeo al aire libre y dos campeonatos de Europa bajo techo, a pesar de lesiones graves, crisis mentales y clasificaciones desastrosas. Le falta el récord mundial pero los récords pasan mientras él y sus medallas quedarán para siempre.
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