“Un incidente desafortunado”, probablemente un misil antiaéreo ucraniano que salió mal, pero ciertamente “no un ataque deliberado contra Polonia” o la OTAN. Tras la jornada más peligrosa desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, con la caída de un misil en territorio polaco que provocó la muerte de dos civiles y corría el riesgo de arrastrar a Occidente directamente al conflicto por la defensa de un aliado, los ánimos parecen haberse calmado, evitando por poco la escalada. Pero hizo falta toda una noche de tensión, contactos, avisos, reuniones, en la jornada de clausura del G20 en Bali, para finalmente condenar a Rusia por el continuo bombardeo de infraestructuras, incluso civiles, en Ucrania, obligada por su parte a defenderse con fuego antiaéreo, pero sin considerar el misil que cayó ayer sobre la localidad polaca de Przewodow -a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania- como una declaración de guerra del Kremlin. Sin embargo, se produjo el habitual intercambio de acusaciones entre Moscú y Kiev, con el primero acusando a Ucrania de “provocación clásica” y “soñando con un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia para salvarse”, y el segundo señalando con el dedo que es sin dudarlo: “Era un misil ruso, tenemos pruebas de eso”.
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Después de la información del US 007 que supuso un tiroteo fuera de la trayectoria de la defensa aérea ucraniana, es el propio presidente polaco Andrzej Duda quien admitió la posibilidad de un “desafortunado accidente”. Retomado por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras la reunión extraordinaria del Consejo Atlántico: “Las investigaciones están en curso, los resultados preliminares dicen que se trataba de un misil ucraniano” del que, sin embargo, “Kiev no tiene la culpa”. Efectivamente, la responsabilidad debe buscarse en la “guerra de Vladimir Putin”, contra la cual los aliados seguirán apoyando y armando a Ucrania, remarcó el secretario general, resumiendo la posición de Occidente, la Casa Blanca a Giorgia Meloni. “No hay indicios de un ataque deliberado contra la Alianza”, aseguró entonces el jefe de la OTAN. Sin embargo, la Alianza ha reforzado la “vigilancia en el lado este, tanto con tropas terrestres como con defensas aéreas”, pero -aclaró Stoltenberg- no habrá zona de exclusión aérea, invocada durante mucho tiempo por Kiev en las primeras semanas del conflicto antes de reunirse los grandes suministros militares necesarios para su propia defensa: tal medida provocaría una nueva escalada que los aliados quieren evitar a toda costa. Rusia y Occidente están de acuerdo en que se trataba de un misil S-300 de fabricación rusa, pero también utilizado por las fuerzas ucranianas. Volodymyr Zelensky, por su parte, no tiene dudas: “El misil era ruso”, dijo al informar información recibida del mando de sus fuerzas armadas y aéreas. Comentarios considerados irresponsables por el gobierno húngaro. Pero para Zelensky, “Rusia quería enviar un mensaje a la cumbre del G20”, que en Bali sancionó efectivamente el aislamiento internacional de Moscú. Kiev también pide que se le conceda “acceso inmediato” al lugar donde cayó el misil ya las investigaciones coordinadas por Estados Unidos y Polonia. Fuentes estadounidenses le dijeron a CNN que Ucrania le dijo a la administración de Biden que intentó interceptar un misil ruso ayer cerca de la frontera polaca y ‘en el mismo período de tiempo’ que la campaña de Przewodow había sido atacada, pero no está claro si fue el mismo misil que lo derribó. Después de todo, ayer Ucrania fue el objetivo de casi 100 incursiones rusas, desde el este en medio de la guerra hasta el oeste lejos del frente: era inevitable que tarde o temprano algo saldría mal.
Rusia insiste en que sus objetivos son solo “militares”, que nunca ha atacado más allá de los 35 km de la frontera con Polonia y que la destrucción de áreas residenciales o civiles en Kiev o en otros lugares es causada por misiles tierra-aire “ucranianos y extranjeros”. “Sistemas de defensa. Sin embargo, Moscú agradeció la cautela con la que Estados Unidos comentó el incidente inmediato, mientras que otros países acusaron inmediatamente a Rusia de cierta “histeria”. Y convocó al embajador polaco para expresar su decepción: “Varsovia se abstenga de involucrarse en las sucias provocaciones del régimen de Kiev”, la advertencia dirigida al diplomático. Después de un día agitado, el Jefe de Gabinete de los EE. UU., Mark Milley, volvió a hablar sobre las negociaciones. Para el general, la llegada del invierno provocará un declive natural de los combates sobre el terreno y por ello “podría ser una buena ventana para negociar la paz”. También porque, advirtió, hay “pocas posibilidades” de que los rusos sean expulsados de toda Ucrania.
Agencia ANSA
El informativo de anoche sobre la supuesta caída de un misil ruso en Polonia fue un intento de ‘provocar un enfrentamiento militar directo entre la OTAN y Rusia, con consecuencias para todo el planeta’ (ANSA)
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