Ganó dos Sudamericanos, luego se derrumbó: Chile también corre peligro de despedirse de Qatar 2022. La historia se repite.
Gritaríamos estos adjetivos rimbombantes, locos, increíbles, bla, bla, dada la caída del Chile, al margen del fútbol sudamericano. Sin embargo, no hay nada de ciencia ficción o absurdo al respecto. Es solo el ciclo habitual de la selección santiaguera, que luego de grandes hazañas, como siempre en su historia, se encuentra comenzando de cero.
Por segunda vez consecutiva, de hecho, Chile parece muy lejos de participar en la Copa del Mundo. Tras saltarse la edición sorpresa de 2018, entre lágrimas y caras de sorpresa de todo el mundo, el representante sudamericano se encuentra en serios problemas para clasificar al próximo torneo, cayendo en un agujero negro de resultados que lo alejan de Qatar 2022.
De hecho, Chile viene de seis carreras clasificatorias consecutivas sin ganar. Dos empates ajustados (incluido uno contra Ecuador de cada diez), cuatro derrotas y primeros puestos cada vez más lejanos. No solo los que conducen directamente a la Copa del Mundo, sino también los que conducen a los play-offs entre zonas.
Elegido por propósito
El pasado de Chile está regresando con fuerza, fusionándose con el presente, gracias, por así decirlo, a una generación que ya tiene casi 30 años. Bravo, Alexis Sánchez, Medel, Vargas y Vidal son de edad avanzada y detrás de ellos no parece haber herederos ni grandes promesas. Un problema en el que está trabajando la federación, persiguiendo talento a los cuatro rincones del país.
Embriagado de resultados, con las dos primeras Copas Américas de su historia llegando consecutivamente en 2015 y 2016, Chile ha sido superado por nuevas generaciones de otros países. Desde el siempre pujante Uruguay, que combina campeones y nueva generación, hasta los evidentes Brasil y Argentina.
Al no haber podido acceder al Mundial de 2018, lucha por llegar a los de 2022. Quizá una forma de resetearlo todo e intentar volver a empezar en el futuro, con más conciencia, sin prisas por tenerlo todo enseguida.
También porque, como se mencionó, Chile siempre ha tenido etapas como esta: luego del histórico tercer lugar en el torneo internacional en casa en 1962, logró obtener exiguas medallas en la Copa América, sí, pero en un mediocre torneo en el que el único los realmente grandes fueron las dos grandes constantes, Brasil y Argentina.
Lo mismo ocurre con la vuelta por todo lo alto al Mundial de 1998, con los atacantes Salas y Zamorano y los octavos del torneo francés ganados: de ahí dos eliminatorias mundialistas perdidas, calma a muerte y normalidad decepcionante hasta las dos mencionadas Copa América en una fila.
¿Ya está todo escrito y se desvanece la última esperanza del Mundial para los grandes jugadores de Chile? Todavía no, pero la crisis negra que golpea ahora mismo a los rojos parece irreversible. Como siempre, una vez más, hijos del tiempo y del ciclo infinito.
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