por Paolo Menchi –
El 17 de diciembre los chilenos deberán volver a votar en un referéndum convocado para decidir si aprueban o no la nueva constitución, luego de responder negativamente a la misma consulta del año pasado pero sobre un texto diferente.
La nueva carta constitucional reemplazaría a la aprobada en 1980 durante la era Pinochet aunque, para ser precisos, este documento ha sido derribado a lo largo de los años con nada menos que 60 modificaciones realizadas a partir de 1989.
El primer intento de introducir una nueva constitución tuvo una gestación más larga, de hecho, comenzó en 2020, luego en mayo de 2021 se llevaron a cabo las elecciones para la Asamblea Constituyente, que luego inició sus trabajos en julio del mismo año. Después de unos diez meses de debates, en mayo de 2022 se publicó un primer borrador, que se volvió definitivo con sus 388 artículos en julio, pero que fue rechazado durante el referéndum de septiembre de 2022 por alrededor del 62% de los votantes.
Une division s’est créée dans le pays non pas tant sur le contenu que sur le fait que le vote était trop à gauche et considéré comme trop proche des positions du gouvernement, de sorte que le vote a été influencé par la politique plutôt que par el fondo. y fue una derrota para Boric que prometió no abandonar la idea, buscando mayor consenso en el país con un texto diferente y siguiendo un proceso más rápido.
Ya el 6 de marzo se creó una comisión de expertos, compuesta por 24 miembros elegidos a partes iguales por la Cámara y el Senado, así como por 14 juristas elegidos también por las dos cámaras, con la misión de desarrollar un primer proyecto sobre el cual El trabajo se basaría en el consejo constitucional compuesto por 50 miembros, 25 hombres y 25 mujeres, elegido en mayo y que asumió sus funciones el 7 de junio.
En las elecciones de este organismo prevaleció una clara mayoría de miembros representantes de partidos de derecha, a diferencia de lo ocurrido en las anteriores elecciones de 2021, en las que los partidos de izquierda obtuvieron la mayoría.
Por tanto, está claro que, aunque fue aprobado con 33 votos de la oposición y 17 de los representantes del Gobierno, el nuevo texto está “desequilibrado hacia la derecha”, con la consecuencia de un probable rechazo por parte del electorado de izquierdas. a pesar de que el gobierno progresista de Boric apoya la nueva constitución.
En este sentido, el ex presidente (en el cargo entre 2000 y 2006) Ricardo Lagos, primer socialista en el gobierno tras la dictadura de Pinochet, también se pronunció en contra de la introducción de la nueva tarjeta, precisamente porque considera que el nuevo texto es demasiado sesgado.
Podemos decir entonces que el intento de crear una nueva constitución que salvaguarde los derechos de los chilenos y no sólo de algunos de ellos ha vuelto a fracasar.
Lo cierto es que la población está cansada de estas discusiones y que hay un gran desinterés en el país y que se espera baja participación.
Según las encuestas, parece que el consenso a favor del sí a la nueva Constitución va aumentando progresivamente (53% frente a 31%), pero hay que tener en cuenta, además del abstencionismo, un alto porcentaje de indecisos que oscilan entre los 15 y más en un 30%, lo que podría afectar el resultado final.
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