SANTIAGO DE CHILE – En las paredes de Santiago de Chile los carteles de las campañas de dos referendos Para aprobar o rechazar la nueva Constitución del país se superponen. En la parte inferior, más amarillentas y estropeadas, están las de la votación que tuvo lugar en Septiembre 2022 y arriba, todavía intactas y coloridas, las del referéndum de ayer, domingo 17 de diciembre. Inmediatamente después del cierre de las urnas, la gente en las calles comenzó a consultar los resultados en sus teléfonos móviles y el recuento de votos se siguió en directo en los bares.
El 55,8% votó en contra del nuevo texto propuesto para sustituir la actual Constitución, redactada bajo la dictadura de Pinochet. Este resultado llega al final de un proceso constitucional iniciado en 2019, tras manifestaciones que sacaron a las calles a millones de ciudadanos contra las enormes desigualdades que afligen a este país latinoamericano. El texto propuesto fue escrito por políticos -la mayoría del Partido Republicano, un movimiento político de extrema derecha- elegidos democráticamente en mayo pasado. Con el rechazo del proyecto de nueva Constitución, como ya anunció el actual gobierno chileno, el proceso constitucional finaliza y -al menos hasta el final del mandato del presidente Gabriel Boric- la Carta de Pinochet seguirá vigente.
“Cualquiera que sea el resultado del referéndum, en cualquier caso es una victoria de la derecha. Si se aprueba el texto, tendremos una Constitución escrita por la extrema derecha. Si se rechaza, tendremos la Constitución redactada bajo la dictadura de Pinochet, un texto que los partidos de derecha nunca quisieron reemplazar”, afirmó. Daniela Campos Letelierde la Red de politólogos.
El texto que acaba de ser rechazado habría sido incluso más radical que el redactado bajo la dictadura de Pinochet y se produjo tras un primer intento –infructuoso– de sustituir la Constitución de los generales. El texto propuesto en septiembre de 2022 fue redactado por 155 ciudadanos, en su mayoría independientes o de extrema izquierda, y era muy progresista (especialmente en derechos sociales y ambientales), pero el año pasado, el 62% de los ciudadanos chilenos votaron en contra.
“Al no aprobar el texto anterior, perdimos una gran oportunidad para proteger el medio ambiente, una acción fundamental, especialmente en medio de la crisis climática – advierte. Karen Ardiles, miembro de Olca (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales) – el texto que acaba de ser rechazado habría reforzado aún más la lógica de la privatización de los recursos naturales, en la que todo es considerado un bien comercial que debe explotarse. Con la nueva Constitución propuesta, no sólo se habría mantenido el agua como un bien privatizable, sino que incluso los glaciares habrían pasado a serlo.” El proyecto de texto habría puesto en peligro los derechos de las mujeres, en particular el derecho al aborto, que de todos modos habría podido convertirse en ilegal y habría exacerbado aún más las desigualdades sociales que estuvieron en el origen de la revuelta de 2019.
Y si en la Constitución de Pinochet ni siquiera se menciona a los 9 pueblos originarios reconocidos por el Estado chileno, habrían sido discriminados aún más en el texto rechazado. como el explica Isabelle Godoylíder del pueblo colla andino y ex constituyente: “La discriminación contra los pueblos indígenas también tiene razones económicas, dado que nuestras tierras ancestrales están ubicadas en zonas ricas en materias primas, y este texto hubiera protegido aún más el extractivismo, en detrimento de los pueblos indígenas”. ambiente.
La campaña de los partidos de derecha a favor de la nueva Constitución se concentró en las periferias del país y aprovechó principalmente el miedo de los ciudadanos a la inestabilidad política, el aumento de los delitos menores y la inmigración. Entre los ciudadanos que votaron a favor estuvo Rosa, de 54 años, quien dijo: “Antes de la llegada de este gobierno y del inicio del proceso de sustitución de nuestra Constitución, este país era estable y seguro. Ahora finalmente podemos cerrar esta fase. » Mientras que entre los opositores está Mathias, de 33 años, que admite: “Nunca pensé que algún día votaría para no sustituir una Constitución escrita por un dictador. Pero no puedo votar a favor de un texto que niega todos los derechos”. Pero Julia, de 21 años, añade: “He votado en contra, pero no hay nada que celebrar. En cualquier caso, es una derrota: intentamos redactar una Constitución en “La democracia y no lo logramos. Ahora seguiremos teniendo la de Pinochet”.
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