Don Luis Apolo era muy popular en Osorno, municipio de Chile en la región de Los Lagos, tanto es así que todo llevó su nombre, desde la primera clínica veterinaria municipal establecida en el pueblo hasta una estatua de madera hecha con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre la “convivencia responsable”.
Lamentablemente, a sus 22 años, todo el país tuvo que despedirse de él con gran tristeza. al símbolo de los perros callejeros quien vivió parte de su existencia en total armonía con toda la comunidad. La noticia se compartió en las redes sociales acompañada de una foto del ya anciano perro y el propio ayuntamiento publicó una imagen del alcalde besándose Hilda Madrid, la humana de Luis Apolo que lo adoptó en 2019 Cuando el perro empezó a tener sus primeros dolores, lo incorporaron a su familia para que pudiera vivir sus últimos años con todos los cuidados necesarios, además de una dosis extra de amor.
Pero antes de llegar al final de la historia, la vida del perro libre Luis comienza mucho antes, exactamente en el momento en que A los seis meses fue abandonado por su compañero en la calle.. Se dice que luego de estas repentinas despedidas, Luis Apolo esperó el regreso de su humana durante 19 años hasta que finalmente encontró su hogar con la señora Hilda.
Criado y criado por la gente de Osorno, parece que nunca perdió la esperanza de volver a ver a su mascota, tanto es así que todos lo compararon con su similar pero más famoso Hachiko. En la ciudad claramente se hacía querer por todos y también se había hecho famoso por su adicción a las galletas “cariocas” de almendras que le regalaban los comerciantes del centro, así como a Estar siempre en primera fila durante desfiles y marchas. que tuvo lugar en la Plaza de Armas.
Los ciudadanos siempre decían que el perro “aunque era de todos, las puertas de todas las casas siempre estaban abiertas para él, nunca tuvo un “maestro” que condicionara su razón de ser“, que era “libre como el viento” y que a su vez “era la ternura que cada día necesitamos más”, una “metáfora de la aventura que no se encuentra en el diccionario”.
Allá su filosofía eraEn breve, libertad y aunque aceptó los cuidados de Hilda, seguía siendo un perro al que nadie podía ponerle correa. Su compañero lo entendió bien y por eso con su adopción se había convertido prueba de la felicidad que existe en la relación humano-animal cuando no hay demostraciones de superioridad. 10 de septiembre Luis Apolo cerró los ojos para siemprepero todos están convencidos de que los reabrirá en un nuevo país donde correrá hacia la luz, feliz, con la lengua fuera, como cuando seguía con alegría los desfiles en la ciudad.
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