Un santuario natural para proteger la biodiversidad de la región. El gobierno de Chile acaba de implantarlo en su isla de Chiloé, con sus casi 8.400 km² la isla más grande íntegramente en suelo chileno, la segunda después de la isla de Tierra del Fuego, compartida con Argentina, en el humedal concentrado en torno a sus dos lagos de Huilinco y Cucao.
Son los dos lagos más grandes de la isla, que casi se dividen en dos, se extienden de oeste a este para cortar el territorio, más bien alargados de norte a sur, excepto por una franja de tierra que no excede los 4 km de largo- “En este ‘ humedal costero encontramos una gran diversidad de microambientes que favorecen la presencia de muchas especies. Un detalle de particular importancia, dada la crisis de biodiversidad en la que vive todo el planeta”, dijo la ministra de Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, en un comunicado.
El santuario ocupará 3.030 hectáreas, el espacio que ocupan los dos lagos. Los dos lagos están próximos y conectados entre sí por una delgada franja de tierra (Estrecho Contento), para desembocar en el Pacífico, al oeste, por un último riachuelo delgado, de menos de un kilómetro de largo, el Río Cucao.
Su posición, dentro de una isla ya frente al océano, les da una fuerte identidad “marina”, creando condiciones de vida especiales, en un área entre el mar y la tierra dondeIsla Grande de Chiloé es precisamente la isla más grande de un archipiélago que cuenta con más de treinta, por cerca de 9.200 km². “La salvaguarda del ecosistema de estos lagos es importante, no solo para los habitantes de la zona aledaña al santuario natural, sino también para proteger el turismo científico y naturalista, uno de los más importantes de la provincia”, dijo Rojas.
Otros tres lagos húmedos de la isla acaban de obtener el estatus de santuarios naturales. estamos hablando del pantano Bahía Curaco de Vélez; la ciénaga Bahía de Quinchao y la ciénaga costera de Putemún. Entre las posibles etapas de un viaje al extremo sur de Chile – Chiloé está a 2-3 horas en auto al sur de Puerto Montt, el extremo norte de la Patagonia chilena, Chiloé fascina con su ambiente aún no del todo artificial del turismo de masas. Una isla donde el entrelazamiento de los colonizadores españoles con la población local produjo expresiones culturales únicas. Comenzando por las características iglesias de madera -hay al menos 150- construidas entre los siglos XVIII y XIX en un estilo que reinterpreta el colonial según los cánones y técnicas de la población local. Y los “pueblos” construidos sobre pilotes en algunos de los lagos de la isla.
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