Santiago de Chile, 26 de abril de 2022.
“El paisaje de Santiago es de hace años, diseñado para un clima mediterráneo. Ahora estamos en un clima semidesértico”, dijo a Reuters Valentina Vega, gerente de espacios verdes en el barrio de lujo de la ciudad de Providencia. “Ya no podemos desperdiciar toda esta agua”.
Chile anunció a principios de este mes un plan de racionamiento de agua en la capital, sin precedentes en los casi 500 años de historia de la ciudad, con un sistema de alerta de cuatro niveles que incluye restricciones de la presión del agua hasta que se corte el agua en rotación. Lee mas
En el municipio de Vega, el gobierno local planea transformar espacios a lo largo de caminos y carreteras de áreas verdes a jardines sustentables con plantas que consumen poca agua y usan riego por goteo.
“Ahorra casi un 90 % de agua en comparación con el paisajismo tradicional”, agregó.
La ciudad también está dividida. Las áreas prósperas tienen céspedes más verdes y avenidas arboladas, que rara vez se ven en los municipios menos prósperos. Pero todos están haciendo cambios, incorporando vegetación nativa y riego modernizado para evitar el desperdicio.
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Aracely Rodríguez, de 26 años, estudiante de administración de empresas, vive en Pudahuel, un barrio de clase media baja en el noroeste de Santiago.
“Donde vivo no hay parques ni espacios verdes cerca, no hay mucha agua para regar. Tratamos de cuidar el agua. Tenemos conciencia”.
Rodrigo Fuster, experto en gestión del agua de la Universidad de Chile, dijo que la gente necesitaba adaptar su uso del agua dado el clima más seco con menos precipitaciones y nevadas en los Andes cercanos, lo que redujo el caudal del río en la ciudad.
“Hay mucho espacio para reducir el uso de agua”, dijo Fuster. “En una ciudad como Santiago, con un clima semiárido cada vez peor, es inaceptable que tengamos pasto y usemos agua como si estuviéramos en Londres”.
En el importante Parque Metropolitano de Santiago, los canales que llevan el agua de los ríos Maipo y Mapocho al parque son un 80% más pequeños de lo normal. Los funcionarios del parque repararon derrames, mejoraron los sistemas de riego y desarrollaron bosques de “base nativa” con árboles más adecuados para climas más secos.
“La sequía nos está afectando a todos”, dijo Eduardo Villalobos, subdirector del parque, y agregó que la gente necesitaba un “cambio de paradigma” en sus hábitos diarios para ayudar a ahorrar agua.
En el parque y otros a lo largo de Santiago, ya se repusieron un total de cinco hectáreas de césped, dijo. Esto ahorra 300.000 litros de agua con cada ciclo de riego.
Los residentes estaban divididos sobre los cambios. Algunos dijeron que el nuevo paisaje parecía un montón de rocas en algunos lugares, pero otros dijeron que necesitaba tiempo y que también podía ser hermoso.
Dina Robles señaló un jardín sostenible frente a su casa lleno de arbustos, flores de colores y pequeñas colas de zorro que se mecían con la brisa de la tarde con el aroma de menta y romero de las plantas cercanas.
“Una vecina me dijo que se arrepintió del cambio, que le habían prometido flores y que solo había piedras”, dice Robles entre risas, y agrega que las plantas cercanas a la casa tardaron tres meses en florecer.
“Entonces todo explotó en tonos de púrpura y azul. Es muy agradable”, dijo.
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