Con mucho retraso y en medio de mucha polémica, el gobierno de Gabriel Boric finalmente anunció el programa conmemorativo del 50 aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
El inicio de las actividades, agrupadas bajo el lema “La democracia es memoria y futuro”, se produjo el miércoles, con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, con el lanzamiento del Plan Nacional de Búsqueda de la Verdad y justicia destinada a arrojar luz sobre la suerte de los desaparecidos chilenos.
EL CULMINATORIO Una de las celebraciones tendrá lugar obviamente el 11 de septiembre, cuando el gobierno recibirá en La Moneda a los jefes de Estado y de gobierno de América Latina y más allá. Pero para el día están previstos otros tres momentos importantes: un evento con la familia y colaboradores de Salvador Allende en el palacio presidencial; el acto “Por la democracia, hoy y siempre” durante el cual el Ejecutivo invitará a representantes de todos los sectores políticos a firmar un compromiso a favor de la democracia; y la lectura en voz alta por parte de ministros de los nombres de funcionarios ejecutados y desaparecidos durante los 17 años de dictadura.
Antes, entre varias otras iniciativas, el gobierno anunciará su agenda de derechos humanos el 5 de septiembre, mientras que el día 8 se realizarán los “Diálogos por la Memoria y la Democracia”: un espacio de encuentro y reflexión de la sociedad civil sobre el colapso de la democracia. y los desafíos del presente y del futuro.
EL LANZAMIENTO La extensión del calendario de actividades no borra, sin embargo, las críticas dirigidas al gobierno por sectores de izquierda y por organizaciones de derechos humanos, no sólo por los retrasos acumulados sino también y sobre todo por sus ambigüedades en la materia. Se parte de la invitación de Boric a una relectura de la experiencia de la Unidad Popular que no sea “sólo en una perspectiva mítica”. Ambigüedades aún más graves ante una ola de revisionismo sin precedentes en el país.
En particular, a principios de julio, el coordinador de las actividades de celebración, Patricio Fernández, se encontró en el ojo del huracán, obligado a dimitir tras unas desafortunadas declaraciones destinadas en cierta medida a poner en perspectiva la gravedad del golpe. Nous pouvons continuer à discuter, a-t-il déclaré, “pourquoi cela s’est produit et quelles en étaient les raisons”, mais “ce sur quoi nous pourrions trouver un accord, c’est le caractère inacceptable des événements qui ont suivi el golpe de Estado”. Es decir, si el golpe pudiera distinguirse del horror que de él resultó.
Y a esto se suma la postura -rebatida por el propio Boric- de varios representantes de la derecha, como el expresidente Sebastián Piñera, que definió el golpe como “inevitable”, dadas las violaciones a la Constitución por parte de Unidad. Gobierno popular con el objetivo de instaurar “una dictadura marxista” en Chile.
Pero el camino recorrido por el revisionismo en Chile quedó bien ilustrado por el argumento esgrimido por la derecha el 22 de agosto, cuando obtuvo, en medio de protestas indignadas de la mayoría, la lectura en la Cámara de Diputados de la resolución del 22 de agosto de 1973 en en el que la Cámara Baja denunció una “grave ruptura del orden constitucional y jurídico de la República” por parte del gobierno de Allende: una luz verde explícita a las fuerzas armadas para llevar a cabo el golpe de Estado que se produciría poco después.
ENTONCES, Como comentó el diputado socialista Daniel Manouchehri, los representantes de la derecha “nos dicen que hoy van a repetir los mismos crímenes. Deberían avergonzarse de esta oda a los criminales, asesinos y violadores. La derecha está volviendo al pinochetismo y eso es malo para Chile”.
“Especialista en Internet. Friki del café sin disculpas. Experto en redes sociales galardonado”.